Osteoporosis: alimentación y ejercicio

La osteoporosis hoy en día se considerada una enfermedad pediátrica con consecuencias geriátricas.   
La masa ósea se desarrolla durante la niñez y adolescencia, los hábitos de salud  que los  niños aprendan pueden literalmente fortalecer o debilitar los  huesos mientras se  envejece.
Los huesos son tejidos vivientes que cambian constantemente: pedacitos de hueso viejo son removidos y reemplazados por nuevos pedazos. Durante la niñez y la adolescencia, los depósitos de hueso son mayores que los retiros a la vez que el esqueleto crece tanto en tamaño como en densidad.

En la mayoría de las personas la cantidad de tejido óseo del esqueleto (conocido como masa ósea) llega a su punto de desarrollo máximo entre los 25 y los 30 años. En ese momento, los huesos han alcanzado su fortaleza y densidad máxima. A los 18 años las niñas han adquirido hasta un 90 % de la masa ósea máxima, los niños logran este nivel a los 20 años; lo que hace de la juventud el mejor momento para que los niños “inviertan” en la salud de sus huesos. mientras más se deposita cuando se es  joven, mejor  será el rendimiento a medida que se  envejece. 




La densidad mineral ósea puede ser modificable en la juventud con la dieta y el ejercicio físico hasta un 20%. 

El calcio es el principal mineral que forma parte del hueso. La mejor forma de ingerir todo el calcio necesario es tomar desde la infancia hasta la madurez alimentos que lo contengan en gran cantidad. La leche y los productos lácteos, como el yogur, el queso y otros postres elaborados a partir de la leche, constituyen la principal fuente de calcio en la dieta. Existen además otros alimentos que lo contienen en grandes proporciones, como algunos frutos secos las verduras, el pan integral y los alimentos enriquecidos en calcio.

La ingesta óptima de calcio varía en función de la etapa del ciclo vital en que cada uno se encuentra. Para la correcta asimilación y fijación del calcio en los huesos también es muy importante la vitamina D. La exposición al sol  resulta muy positiva para el mantenimiento de unos niveles adecuados de esta vitamina

Hacer ejercicio con regularidad contribuye a desarrollar la masa y la densidad de los huesos durante los años de crecimiento. Cualquier tipo de actividad física es buena para los  niños, pero las mejores para los huesos son aquellas que incluyen cargar su propio peso como: caminar, correr, escalar, bailar, tenis, baloncesto, gimnasia y fútbol. La natación y el ciclismo promueven la salud general de los niños, pero como los niños no llevan la carga de su peso estos ejercicios no les ayudan a desarrollar densidad ósea.

Actividades que ayudan a fortalecer los huesos