¿El niño gordo nace o se hace?

“La genética por si sola no basta para explicar el desarrollo de la obesidad, el grado de heredabilidad viene modulado por el medio ambiente”
Es hora de reflexionar y darse  cuenta que la obesidad infantil es una enfermedad.
 La obesidad es considerada un problema crónico, lo que  quiere decir que se va instalando progresivamente en el organismo, y puede venir acompañada de otros problemas como hiperinsulinismo, diabetes, hipertensión arterial, y complicaciones en las articulaciones
Existen dos tipos de obesidad de acuerdo con sus causas: obesidad endógena, la cual responde a causas hormonales y la obesidad exógena, condicionada por factores hereditarios, ambientales y psicológicos. La obesidad exógena constituye la principal causa de obesidad en los niños.
El  futuro de un niño en cuanto a peso se establece a la edad de cinco años, y casi la mitad de los menores que se convierten en obesos ya tenían sobrepeso cuando iniciaron el preescolar .
La obesidad puede ser controlada,  puede ser vigilada a cualquier edad, pero siempre es mejor empezar a poner los correctivos a temprana edad, porque a medida que pase el tiempo, el riesgo de que se perpetúe conlleva a que la situación se haga más difícil de manejar.
Cuando se presenta  en niños menores de tres años, la situación es más fácil de controlar, porque recae en los padres la administración del alimento. En la medida en que un niño va creciendo, y llega a los 6 o 7 años con problemas de obesidad, existe un 50 por ciento de posibilidades de que se mantenga esta condición hasta llegar a la adolescencia. A su vez, en este período, existe un 70 u 80 por ciento de posibilidades de que alcancen la edad adulta con problemas de obesidad.
A medida que pase el tiempo las probabilidades de éxito disminuyen, porque ya existe un condicionamiento, una imagen corporal internalizada. Lo ideal es que llegue a la adolescencia teniendo conciencia de su cuerpo y de su problema.