¿No comer engorda?

Cuando se siente hambre el cuerpo entra en estado de estrés, al  no saber cuánto tiempo durará la falta de comida, acumular hambre lleva a un descontrol alimentario. El cuerpo manda señales contrarias y desencadena reacciones no deseables.

El organismo por instinto trata de conseguir calorías rápidas. El hambre provoca antojos y los antojos provocan el consumo de calorías poco sanas.

Pero hay algo más que el cuerpo hace cuando se tiene hambre, empieza a quemar tejido corporal, el cuerpo necesita energía para bombear el corazón, llenar los pulmones, pensar y seguir el ritmo de las actividades cotidianas.

Cuando da hambre, el cuerpo empieza a buscar calorías almacenadas que pueda quemar, lo primero que el metabolismo quiere quemar no es grasa sino músculo. El cuerpo almacena grasa para protegerse en casos de hambruna severa.

Cuando se pasa hambre, el cuerpo empieza a guardar y proteger la grasa de manera instintiva,  para el futuro, al tener apetito busca otras fuentes de calorías rápidas y entonces toma las proteínas acumuladas en los músculos. Lo que es peor, cuando se vuelve a comer, el cuerpo al cual ya se le enseño que la falta de alimento es una amenaza, está más predispuesto a guardar grasa, solo por si acaso.

El peso bajado a costa de una exagerada restricción no es definitivo. El adelgazamiento rápido será en base a agua y músculos, y no a grasa. Perder peso para siempre es algo que cuesta en el tiempo, no se consigue dejando de comer durante una semana.
Una dieta bien planificada permitirá bajar de peso más lentamente pero se mantendrá en el tiempo.